Limites de lo posible: allí donde no eres…

En muchos contextos y escenarios de nuestra vida aparece un mensaje que nos dice: “El límite eres tú,  si quieres puedes”.  Cuántas veces y quiénes no se han visto bajo tal mandamiento, tal exhorto. ¿Es del todo verdadero ese enunciado? A qué apunta.

‘Si soy yo el límite, me convierto en el referente de mi propia existencia, no hay más nadie que yo para responder por mis actos, mi vida’. Esa es una primera respuesta, no hay duda de que ese “el límite eres tú” dice de tu ‘individualidad’, que eres la unidad última a la que denominas tu “yo”. Que no hay nadie tras o delante de ti que coloque el límite en otra instancia, otra realidad. ¡Ah! Pero sabemos que no es tan cierto, que en muchos marcos de creencias, de distintos ordenes y registros, la realidad última, el límite, no es el ‘yo individual’, aunque jurídicamente cada quién responde por sí, hay otros discursos que legitiman otra instancia donde el límite realmente opera. Es el caso de las concepciones espirituales, religiosas, incluso políticas, es así cuando la individualidad no es más que una expresión de un marco ideológico, de algo transcendente. Aún en esos discursos, en esas concepciones y en esos marcos de experiencia no se borra la noción de individualidad. Hay una unidad última que entendemos como el límite mismo.

Ahora, una vez aceptada esa noción de individualidad, aparece otra voz que dice: ‘Hay algo en mí que reconozco como el límite, sí, acepto que soy yo el responsable último, que soy mi límite, pero aún así no puedo alcanzar lo que deseo, ser lo que quiero ser, ¿qué me limita?’ Allí el aserto inicial, se complejiza: “el límite eres tú…”, admite que aún en esta noción de individuo, no todo es indiviso, que hay algo en esa individualidad, esa unidad, que es un límite dentro del límite, que algo hace obstáculo a ser o alcanzar lo que se desea, algo se divide. Esto, sin cuestionar que lo que se desea, sea realmente lo que se desea; que eso que deseamos sea el producto o la emergencia en esa individualidad de algo propio. ¿Podría ser que lo que deseamos ‘ser’ o ‘alcanzar’ no sea algo propio, no sea del marco de esa individualidad de la cual soy yo mismo el límite? ¿Cómo surgen los deseos? ¿De dónde vienen? ¿Cuál es su fuente? ¿Es interior o es exterior a nosotros? De pronto se desdibuja algo la noción de individualidad. ¿Realmente hay un límite entre lo que soy yo y lo que no lo es? ¿Es tan real el límite? ¿Quién o qué lo establece?

Se establece. Desaparece el quién. Puede ser insoportable para la ‘mentalidad’ actual que se desinfle la figura de lo individual, que se admita lo imposible. Ante la consigna del rendimiento y el éxito se repudia el fracaso, se le teme, y ante ello, aparece la inflación narcisista de la autoayuda new age, entre otras mentirilidades. Los límites están; no hay experiencia, percepción, soluciones o problemas que sean existentes sin el sistema de pensamiento que le da horizonte. No es la fuente el sujeto individual. Algo le precede, eso es él, es un indistinguible de un espacio que no es el de la geometría clásica. Su tiempo no es lineal.  Funciona, es un real. No se puede todo, para nadie es desconocido, aunque no se quiera saber de eso nada. No es un saber que se asume y, por tanto, hiere el límite, hiere la posibilidad. Nadie ignora que vivimos bajo el imperativo del todo se puede, y si no se puede no es sino por el límite que te impones, que representas, que tú mismo eres para ti: mito moderno del capitalismo tardío. No hay nada sin límites. Lo imposible es lo real. Desde allí se puede, es su condición de posibilidad. Poder no poder, allí donde no eres.

Escrito por: José Alberto Raymondi

 

 

 

 

2 comentarios en “Limites de lo posible: allí donde no eres…

  1. Limites… cuantas preguntas sobre ello, interesante reflexión. nos marcan los límites, o nos los marcamos nosotros mismos? no sé porque pienso en la fábula de Esopo «la zorra y las uvas» la zorra quería las uvas, no tenía límite para alcanzarlas, pero cuando se dio cuenta que estaban demasiado altas para cogerlas, engañó a su «limite» y dijo «no están maduras» . Querido Raymondi, creo que me estoy liando, pero me encantan tus artículos.

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