Marcelo Zabaloy escribe una traducción

Marcelo Zabaloy escribe una traducción¹

Para Zacarías Marco

Marcelo Zabaloy escribe su traducción del Finnegans Wake. Y ya en el arranque queda expuesta su escritura, que no se limita a traducir el sentido de las palabras, como quiere la autoridad, por más que se disfrace de ritmo. Marcelo Zabaloy, traduce el ritmo, es el poeta de lo que traduce, del poema que lo convocó. Tradujo finnegans wake.

No leo inglés como para leerlo en el original. Entonces, leo esta versión escrita en la traducción de Zabaloy. No le mido las palabras. Leo. Leer sigue siendo una manera de molestar a la sordera ambiente. Sin esperanza de inquietarla. Esa sordera cree que una lengua es una naturaleza y no una historia. Y Zabaloy les demuestra que tiene una historia. Y la traduce. Y eso es anatema. La sordera es como la filosofía, ama los momentos tranquilos. No lee el Finnegans Wake porque lo decretó intraducible, y ese concepto es intocable en la santurronería crítica. Ellos no pueden traducirlo, y así de simple: no quieren que lo lea nadie. Lengua sagrada para estos Max Nordau posmodernos. Pero llega alguien, un lector, “con chancletas a correa, a parz a lones, quién cuernos puede ser”, y manda al carajo, una vez más, la noción de intraducible.

En el arranque está la emoción:

riverrante, pasando Eva y Adán, de curva ribereña codo de bahía, nos trae por un comodioso vicus de recirculación de vuelta a Howth Castle y Environs.

Y escuchamos el arranque y encontramos el funcionamiento, y la emoción. Como en los arranques de la orquesta de Aníbal Troilo. Escribo esta nota después de haber leído el primer capítulo. No es un elogio. El elogio es la peor de las arrogancias, el peor de los insultos, es peor que la crítica destructiva de los que no leen. No, es un abrazar este sonido. El que tiene Zabaloy en su sistema nervioso. Como el personaje de Néstor Sánchez cuando abraza un cuadro de Willem De Kooning. Es una escucha, la de Leónidas Lamborghini cuando hizo su pequeño Finnegans Wake. Y le pido ayuda a Paul Claudel: “Escucho. No siempre entiendo. Pero igual respondo.” Claudel que detestaba a Joyce. No importa. Como diría Mariano Dupont: “Las cosas como son: dos hijos de puta.” En el sentido que quieran.

Perderse “sobre el green” de este mamotreto. Entrar en “devlín”, enamorarse de “livvy”. Leer por un rato como si uno fuera el “cadete cabrón butendido” a esta traducción. No defenderse. Dejar, por un ratito, esa angustia de querer leer todo y no llegar a escribir nada. Hacerse una lista de libros fuera de la insípida tercera persona en la que se escriben las novelas universitarias de hoy: Museo de la novela de la eterna, Adán Buenosayres, El amhor los orsinis y la muerte, La piel de caballo, Cómico de la lengua, Odiseo confinado, Lata peinada y este Finnegans Wake. Ninguno de estos libros se puede contar por teléfono.

James Joyce escribió para un tipo llamado James Joyce. Aprendió a no saber lo que hacía. En el Día del populacho se puede encontrar. Tal vez Marcelo Zabaloy tradujo para un tipo llamado Marcelo Zabaloy y en el camino encuentra sus lectores. No sé. Leí las entrevistas que le hicieron, escuché su charla con Carlos Rossi – que lo dejó hablar, le preguntó joyce –, y ahí Zabaloy dice “no puse chabón, puse chebón.” Así leo la historia de “Finnegans, erse hombre sólido.”

Los escritores no revolucionan la lengua, es una palabra raquítica para mostrar lo que le hacen a la lengua, solo pasa que cada tanto aparecen algunos que están hartos de “la oración inglesa convencional” (Jack Kerouac) y la exploran de otra manera. Y cada tanto, también, aparecen traductores que escriben en esa dirección, porque están hartos de la traducción convencional. Y tal vez, en lugar de decir que Marcelo Zabaloy tradujo a Joyce, podemos decir que tradujo con James Joyce. Y ya están los lectores y escritores que desacatan los mandatos críticos y se ponen a trabajar con este Finnegans Wake. Esta traducción del desacato, a secas.

1.- James Joyce, Finnegans Wake, Traducción: Marcelo Zabaloy, Cuenco de Plata, 2016

Escrito por: Hugo Savino

2 comentarios en “Marcelo Zabaloy escribe una traducción

  1. Sólo en caso de que pudieras darnos a conocer cómo es la traducción del final de la obra. Digo, ya que los finales de las obras de Joyce son tan especiales. Seguro que a más de uno le inquieta conocer las líneas finales de esa traducción. Gracias.

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    • Estimado Fernando, muchas gracias por tu mensaje.
      Elegí deliberadamente no citar el final. Así que te pido disculpas.
      Creo que la traducción de Marcelo Zabaloy merece que uno se entregue a su práctica. Un trabajo hacia ese final.
      Gracias.
      Hugo Savino .

      Me gusta

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