Traducido por: Hugo Savino
[Del libro Empty Phantoms – Interviews and encounters with Jack Kerouac, editado por Paul Maher JR.]
YLP es Ives Le Pellec.
AG es Allen Ginsberg.
YLP:… más tarde avanzaste hacia una mayor conciencia “política”, en “Wichita Vortex Sutra”, por ejemplo.
AG: Sí, a mediados de los sesenta.
YLP: En cambio, Jack fue en otra dirección.
AG: En esa época Kerouac recibió muchos ataques y agresiones desde lugares distintos, por izquierda y por derecha, en particular desde la izquierda de forma muy venenosa, y encima estaba muy enredado en problemas personales con su madre, y sobre todo estaba bastante enfermo a causa de su alcoholismo, así que no estaba en condiciones de salir mucho al mundo. A partir de 1960, cualquier movimiento que hacía fuera de su casa era problemático para él, porque bebía hasta enfermarse y se ponía en dificultades con la gente, y lo golpeaban, y la crítica literaria de izquierda también lo apaleaba [risas]. Una vez entró borracho en un bar diciendo “Soy Jack Kerouac”, y algún matón de esos muy fanáticos, de la unión de estibadores tal vez, le golpeó la cabeza contra el suelo. No fue para nada algo político, solo fue una cuestión de orgullo machista. Y Kerouac estaba muy expuesto, totalmente indefenso. Ya había una tendencia a vulgarizar la renaciente espiritualidad de lo que había propuesto. Se construyó un estereotipo que todavía existe y que resulta un veneno, y la izquierda insiste en el “odio” como “arma revolucionaria”, un anticuado y pre- psicodélico odio muy siglo XIX, en realidad, odio a la madre y al padre, algo muy contrario a la naturaleza de Jack y también a la mía. Este odio está en las raíces de muchas de las conciencias radicales de América […] cuando toda la izquierda entró en un período enteramente masturbatorio de violencia social, llamando cerdo a todo el mundo, con arrogancia y un aislamiento que finalmente desembocó en la elección como presidente de Nixon. A Kerouac le repelía enormemente ese componente tan burdo de la izquierda, y sintió que era una traición a lo que había presentido. Presentía una generación espiritual y angelical que básicamente podría asumirse con pelos largos y maneras exquisitas, ya sabes, y ser “prudentes como serpientes, y sencillos como palomas.” En cambio fueron codiciosos como cerdos y perjudiciales como perros. La izquierda envenenada por su propio odio sigue siendo un problema. Lo suyo era muy sabio también, puesto que era básicamente un pueblerino populista y su madre era una especie de campesina franco-canadiense. intolerante, egoísta, ingenua, dura de corazón, una mujer orientada a la familia. Quería tener a Jack solo para ella y lo necesitaba, y Jack estaba atado a ella en el sentido en que siempre decía que no quería arrojarla a los “Perros de la Eternidad”, como pensaba que yo había hecho cuando puse a mi madre en un hospital para enfermos mentales. Entonces, se sentía obligado a cuidarla y, al vivir con ella, tenía que soportar sus opiniones. En ese sentido Jack siempre fue un “americanista”, siempre estuvo interesado en los arquetipos americanos, y su madre era una especie de arquetipo de Georges Wallace, por así decirlo. Como Céline, como Dostoievski en su vejez, como Pound en algunos aspectos, como un Tolstoi cualquiera, tenía una extraña y estrafalaria valoración por arquetipos de derecha que muchos escritores de izquierda no tenían la sutileza suficiente para apreciar. Por lo que en un sentido, su papel era muy interesante al poetizar esa tipo de figura. Inofensiva diría, pero que servía para frenar los excesos violentos de izquierda en mí mismo y en otra gente. Siempre tuve a Kerouac en la cabeza cuando iba a una marcha por la paz y siempre me aseguraba de que fuera verdadera, honesta, pura, surrealista, pacífica como un cordero, no-violenta, mágica, mántrica, políticas espirituales antes que ir por la calle gritando consignas llenas de odio contra el presidente. Curiosamente, se puede decir que Kerouac no tenía una posición, solo era él mismo, su propio carácter, reaccionando. De hecho, estaba en contra de la guerra, pero a la manera de un pueblerino. En el programa de TV que conduce el académico pro-guerra William F. Buckley, Jr., dice de los políticos de Vietnam del Sur, “Todos esos tipos, lo único que están tratando de hacer es robarnos nuestros jeeps.” Es una afirmación muy estereotipada pero muy verdadera. Expuso toda la situación de una manera inteligente como para que pudiese ser universalmente entendida, no en el dialecto jergoso de Nueva York.
YLP: Bueno, puedes llegar a escuchar este tipo de cosas en cualquier café de Bretaña.
AG: Por supuesto. Si lees sus ensayos de Viajero Solitario, en ellos se ataca a la policía estatal. Siempre. El impulso total de su trabajo estaba orientado al individualismo y a la libertad, solo que definitivamente tomó partido contra el lavado de cerebro comunista. Lo llamaba con el nombre de “Arapatienz”. No sé de dónde lo sacó, de la enciclopedia pienso, del nombre del ruso que inventó el condicionamiento mental. Eso que sentía era el gran mal que asociaba tanto al comunismo ruso como a la cadena americana Time-Life. Sus preocupaciones estaban relacionadas con el individualismo. Nunca se metió en ningún esfuerzo comunal, posiblemente porque no había ninguna comunidad suficientemente sólida y acogedora capaz de cuidar de él y de su madre. Y sobre todo estaba el problema de sus enfermedades. Cuando murió, su cuerpo estaba en condiciones horribles: tenía un brazo roto, una hernia de ombligo que se rehusó a tratar, y aparentemente ya no tenía hígado. Creo que tuvo su hemorragia durante la noche, después de haber terminado el último capítulo de Pic, su última novela.
YLP: Empezó Pic en el 51 o 52, ¿puede ser?
AG: No recuerdo. Es algo corto que escribió hace mucho tiempo. Este es su último capítulo. En realidad es otro de sus últimos capítulos que no agregó, cuando Pic encuentra a Dean Moriarty haciendo autostop hacia el norte. Lo escribió pero pienso que a su madre o a su esposa no les gustó. Cuando finalmente el capítulo suprimido es publicitado, vemos que se lo relaciona con los temas de En el camino.
YLP: Cierto, y el episodio del Fantasma de Susquehanna se reitera en Pic. A propósito de ese período, encontré una carta tuya dirigida a Neal en la que dices que no te gusta el nuevo estilo de Jack cuando empezó a escribir En el camino.[1] Y John Clellon Holmes también dice en una carta de ese entonces que pensaba que Jack no estaba en el camino correcto.
AG: Después de esa carta cambié rápidamente de opinión. Fue de mi parte una especie de vanidad y superficialidad no entender lo que Kerouac estaba haciendo. Fui un estúpido. ¿Lo que decía la carta –no recuerdo– sobre su nueva escritura era totalmente disparatado o algo así?
YLP: Sí y que solo podría ser interesante para alguien que estuvo chupándosela a Jack durante años [risas].
AG: ¡Qué estupidez dije! Como sabes, era muy ingenuo, Kerouac me enseñó todo lo que sé acerca de la escritura. Me llevó mucho tiempo, unos dos años, creo, apreciar su destreza al respecto y mucho más tiempo empezar a practicar la escritura espontánea, pero mi estupidez para valorar su prosa no iba a durar mucho porque poco tiempo después yo iba por todo Nueva York con su manuscrito tratando de encontrar gente que lo publicara. En ese entonces todavía estaba escribiendo trabajosamente versos rimados y muy aburridos y corrigiendo, corrigiendo y corrigiendo. Lo tenía a Jack controlándome por encima del hombro para que improvisara más y no me obsesionara con las correcciones, pero me resistí durante mucho mucho tiempo. ¡Todas mis concepciones de la literatura, todo lo que estaba aprendiendo en Columbia, se hubieran ido al demonio de haberlo seguido en ese camino lleno de peligros! Así que me llevó mucho tiempo darme cuenta de la enorme cantidad de libertad e intuición que Jack estaba abriendo en materia de escritura.
YLP: ¿Fue con “The Green Automobile”?
AG: No, ese fue corregido pero ya estaba más cerca. En realidad, no ocurrió hasta que fui a su casa, cuando él estaba viviendo en Northport creo, alrededor del año 53 o 54… Me senté ante su máquina de escribir y empecé a tipear lo que tenía en la cabeza y salió un poema ingenioso de tres páginas acerca de la Estatua de la Libertad, un poema muy descuidado que nunca publiqué porque era defectuoso. Pero Jack le echó una mirada y señaló todas las imágenes interesantes y dijo: “Te das cuenta, también puedes hacerlo.” Era exactamente lo que tenía miedo de intentar, miedo de lanzarme al océano del lenguaje, miedo de nadar.
YLP: En junio del 53 en una carta a Neal dices que estás “intentando construir un poema moderno cotorreado y metafórico usando el tipo de tejido rítmico original que Jack empleó en su prosa.” Y eso llegó con “Aullido”.
AG: Sí, casi dos años más tarde. “Aullido” es un poema definitivamente influido por el método espontáneo de escritura de Jack. Así que siempre supe que él era extremadamente honesto, como un maestro Zen, y que estaba absolutamente solo en su originalidad, y por eso en lo sucesivo siempre vacilé en pedirle su juicio. Jack siempre tuvo una profundidad y una valorización de las cosas que más tarde descubrí proféticas y muy valiosas.
[1] En realidad Ginsberg se estaba refiriendo al manuscrito de Visiones de Neal (publicado como Visiones de Cody) en su carta del 3 de julio de 1952 a Neal Cassady: “LLegó el libro de Jack y es un enredo–de acuerdo es genial pero hizo todo para joder el libro, me parece, con un montón de basura sin sentido, página tras página de libres asociaciones surrealistas que no significan nada para nadie excepto para alguien que se la chupó a Jack.” (N.d.E)