Pasajes y transiciones.

Suficiente y redundante bibliografía sobre el último Lacan nos hace perder de vista un aspecto importante del primer Lacan, ese primer Lacan que se tilda de imaginario y se llega a decir que está “imaginarizado” y es también objeto de sus propias burlas.

En el Lacan de la familia, sí! ese Lacan demasiado durkheimiano a los ojos de Markos Zafiropoulus, se propone un recorrido por complejos familiares. Figuras e imagos van determinando ese “paso” hacia una adecuada maduración subjetiva.

Sin embargo, es justamente el aspecto de “pasaje y transición” que introduce a la hora de conceptualizar la constitución subjetiva, lo que resulta interesante de este primer Lacan.

¿Porqué?

Ya en estos tiempos Lacan propone una clínica de la singularidad en el pasaje de lo familiar a lo particular. Pasaje que se constituiría a partir de los avatares que cada sujeto encuentra en ese itinerario.

En su artículo de 1938 Lacan insiste en el carácter histórico de los complejos y arquetipos sociales que ahí se juegan y terminan por determinar la subjetividad.

Así, en este texto, el joven psiquiatra elije como punto de partida la familia en intersección con la constitución subjetiva, destacando aspectos sociales y culturales, en detrimento de los factores naturales, coste no menor pues sería el punto de partida del alejamiento del organicismo de su época. En contrapartida a lo anterior, se establecería un acercamiento demasiado estrecho con la sociología durkheimiana de la época.

Esta elección se utiliza muchas veces como el inicio de la construcción de su doctrina y como paso previo al giro estructuralista posterior, que dará en los años 50, de la mano de Levi Strauss.

En este primer tiempo, Lacan hará de la familia la estructura fundamental en la cual cada sujeto se constituye como tal. Y el pasaje por los complejos la transición necesaria para la maduración subjetiva. Busca en la teoría sociológica de Durkheim suplir la falla que encuentra en la teoría mitológica del padre muerto de Freud, según nos señala Zafiropoulus. Para luego avanzar hacia lo simbólico del valor cero de ese padre y transcribir la fórmula freudiana como el “pasaje inevitable por el padre” del neurótico.

No comprender ese “pasaje por el padre” significa circular por la nostalgia por el padre en decadencia. Ese es el peligro del llamado al padre. El mito de la declinación toma diferentes formas… formas que incluso se han extendido al interior del psicoanálisis también en su versión de lo “real”, como si sólo hubiera un psicoanálisis de lo real con un padre desfalleciente habitando en el discurso capitalista. Pero debemos entender que con la nostalgia al padre no aseguramos sino el éxito de la teoría de la decadencia del padre, una vez más. Al final… siempre presente.

Por lo tanto, la revolución lacaniana es que el padre pilar de la familia no es el padre inconsciente. El padre del sujeto lacaniano es la palabra, es ese encuentro con la lengua el que tratamos.

La transición por lo tanto es por el padre, ese padre que se inserta en la lengua. El paso desde esa imaginarización prevista en el primer Lacan en su pasaje hacia lo simbólico para terminar en lo real. Por lo tanto, se trata de un pasaje por el padre en decadencia, padre muerto, se trata de esa transición imaginaria.

Lacan indicará en su Seminario XXIV L’insú…: “La lengua, cualquiera sea, es una obscenidad, lo que Freud designa -perdónenme el equívoco- como la obstrescena, como la otra escena que el lenguaje ocupa por estructura, estructura elemental que se resume en la del parentesco […] Es que los analizantes, ellos, no hablan sino de eso[…] Este hecho primordial de que es de la lengua que se trata” (Lacan, 1976-1977:52-53). Asunto común del parentesco y marca imborrable, huella que evidencia el goce en los “asuntos de familia” que son transmitidos de una generación a otra por el parlêtre. Y es con la lengua que hablamos de esos asuntos familiares…

Por la misma época, durante la “Conferencia en Ginebra sobre el Síntoma”, Jacques Lacan se preguntará cómo sostener una hipótesis como la del inconsciente, si no se ve que es la manera que tuvo el infans de estar impregnado por el lenguaje.

Los padres modelarán al sujeto, en tanto imprimen un modo de hablar, lo que llevará la marca del deseo bajo el cual ha sido aceptado por los padres en el seno de una familia.

Esa es la inscripción de la familia en el inconsciente que representará la particular manera en que la lengua fue hablada y escuchada por cada quien.

Escrito por: Karin Cruz T.