Ritmo del oro

Escrito por: Henri Meschonnic

Traducido por: Hugo Savino

El oro tiene un ritmo, el ritmo de la estampida. Un ritmo que es un peso. Social. Por consiguiente una métrica. Porque todo ritmo social es una métrica. Las manos en la fábrica como los pies que marchan marcando el paso. El oro tiene una métrica, mucho más que un ritmo. Una métrica internacional. La métrica de la internacional del oro. El oro tiene todo de la métrica, las unidades de medida, el espacio abstracto, el tiempo abstracto, al margen de cualquier sujeto. Lo que quiere decir al margen de la historia. Pero en una historia que no conoce nada de los sujetos. Inalterable, no está en el tiempo vivido. Cuando hay un objeto antiguo trabajado, de oro. Es el trabajo el que le da un ritmo, y que cuenta, más que el oro. Pero el oro es un sol que no se oculta nunca. Que suprime el tiempo. El oro, contra el ritmo.

Hay acumulación, atesoramiento, usura. Que tienen relaciones físicas y simbólicas con el oro. Allí, hay estructuras, frecuencias, regularidades: todo aquello que define tradicionalmente al ritmo. Que sugiere su coherencia con el oro como signo. Una coherencia que  ha hecho, de Marx a algunos estructuralistas, que el dinero se compare al signo lingüístico. Ya se hizo la crítica de esta analogía. Esta moneda falsa estuvo vigente durante mucho tiempo. Sin embargo tuvo el interés de mostrar que estaba vinculada a una noción abstracta del lenguaje, a un desconocimiento significativo del lenguaje ordinario, y, de esa manera, a un desconocimiento tanto del arte y de la literatura como del hombre ordinario. Así el oro no por azar es solidario de la teoría tradicional del ritmo, en beneficio de la métrica, y de la teoría tradicional del signo, teoría  tanto del poder como de la lengua. El oro y el signo comparten una misma estrategia. Una teoría crítica del lenguaje, que retrabaje el ritmo no ya como alternancia métrica, sino como  la organización del sentido en movimiento, la historicidad del sentido, en el discurso como actividad de los sujetos, pasa por una crítica de la socialización de los ritmos. Una crítica de las métricas. El ritmo, contra el oro.

Dossier: Henri Meschonnic