Stalker cotidiano

Escrito por: Ricardo Hernández

 Al llegar a La zona el stalker se aleja, busca la soledad de la hierba y el sueño, pero encarga al profesor una simple tarea, amarrar unos listones blancos a unas tuercas.  El profesor, mientras anuda tela y metal, platica con el escritor sobre el destino del Puercoespín, el otrora stalker que se habría suicidado, y justo en ese momento los sorprende un aullido.

Cuando el stalker regresa les dice que nadie vive en La zona, zanjando la posibilidad de un aullido humano. Pero ya los sonidos propios del lugar les habían dado la bienvenida. Después del carro de los muertos el stalker lanza la primera tuerca al aire.

Una escena del documental Los lobos radioactivos de Chernóbil (2011), de la Deutsche Welle, me ha recordado los lances del stalker de Tarkovsky, Stalker (1979).

Vadim Sidorovich, biólogo bielorruso, expone en el documental la situación de los lobos en la zona afectada por el accidente en Chernóbil. Pero hay un acto que rebasa la explicación, Vadim se encuentra frente a un pequeño estanque que lo separa de tres lobos, el se prepara, rodea su boca con las manos haciendo una cavidad y aúlla. La  manera suave en que contonea el cuerpo para regular el tono del aullido y su cuidadosa espera refleja, como el stalker, su disposición al misterio.

Hay en estos dos momentos un mismo espíritu, una descarga de energía que tiene como destinataria a la naturaleza (también como remitente) y ante su respuesta siempre incierta los hombres quedan en sigilo.

Si bien Vadim, en tanto biólogo, busca patrones de conducta en los animales que estudia, la escena del documental muestra algo más. Quizás también en sus textos1 encontremos parte de esa curiosidad atenta que el bosque produce. Leer de primera mano sobre los híbridos que resultan del apareamiento entre lobos y perros errantes; sobre los beneficios de los estanques construidos por castores o sobre el lugar donde dan a luz los linces en Bielorrusia es un deleite.

El documental, dirigido por Klaus Feichtenberger, cierra con una frase que podría formar parte de la ficción de Tarkovsky, de su hombre lobo: “Para la humanidad esta tierra se perdió, para los lobos, según parece, un colapso nuclear es la única oportunidad de ser dejados en paz.”

Ricardo Hernández: Sin Oficio

1 https://sidorovich.blog/